martes, 22 de noviembre de 2016

Kafka y la niña de la muñeca perdida???


Según relató Dora Dymant, compañera sentimental de Kafka en sus últimos años, el novelista protagonizó una anécdota que dice mucho sobre su personalidad.
“Mientras paseaba por un parque cercano a su casa, encontró a una niña llorando porque había perdido su muñeca. Aquel día, entró en el mismo estado de tensión nerviosa que lo poseía cada vez que se sentaba frente a su escritorio, así fuera para escribir una carta o una postal. Decidió escribir una carta en la que la muñeca contara el porqué de su marcha. Había decidido irse a correr mundo. Como la niña encontró consuelo en su lectura, Kafka siguió escribiendo misivas de la muñeca que hablaban de sus viajes, así durante tres semanas. En la última carta, explicaba por qué no podía volver: se iba a casar, lo que suponemos sería una explicación razonable de su abandono para la niña”.

Estas cartas desaparecieron, sobre todo porque nunca pudieron encontrar a la niña “amiga” de Kafka. Jordi Sierra i Fabra, conoció la anécdota a través de César Aira y decidió escribir sobre ello en una obra llamada “Kafka y la muñeca viajera”. También Paul Auster, en su libro “Brooklyn follies”, menciona la anécdota para alabar al escritor y su solidaridad, capaz de crear una obra de arte para una sola lectora.

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