Se puede decir que el libro está escrito
en los años sesenta, por lo que se puede salvar de la catalogación de los
libros que pueblan nuestras librerías últimamente.
En el interior de la portada nos
encontramos un comentario sobre el libro, diciendo que tiene influencias de
varios relatos celtas y del ciclo Artúrico. Nos encontramos pues con la
búsqueda de un Grial; éste se nombra, pero aquí se deben buscar unos signos, y
también nos encontramos ante la lucha entre el Bien y el Mal, al que sólo se
puede vencer con la obtención y conjunción de dichos signos.
Los Seis Signos de la Luz es un libro de
corta extensión, por lo que la búsqueda de los signos es bastante rápida y casi
fortuita. Al ser tan corto, apenas profundiza en los personajes, por lo menos a
mi parecer, y las acciones son muy rápidas: en seguida los encuentra y, ya
digo, casi sin acción.
He leído también al investigar a la autora
que este libro es el primero de una serie que continúa con las aventuras de los
Ancestrales, que son los personajes que tienen el poder del Bien y que van
educando a Will.
Sí, es un lenguaje muy claro y se lee
bastante bien, pero debo poner una advertencia, sobre todo en la parte final:
va viajando de una realidad a otra.
El libro está ambientado en una granja y
un pequeño pueblecito de la campiña inglesa, y está continuamente nevando y con
niebla, pues está cerca la Noche buena. Esto es bastante típico por esos lares.
Con lo cual se crea un clima de misterio bastante agobiante para el personaje y
para el lector.
Si es el inicio de la saga se puede
explicar la poca profundidad de los personajes y que los vaya desarrollando en
otros capítulos. Pero si no es así, es, como mucho, un libro para pasar una
buena tarde leyendo.
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